DOHA, QATAR.- Lionel Messi mandó a terapia intensiva a la Selección Mexicana en el Mundial de Qatar.
Una jugada bastó, literalmente, para que el mejor futbolista del mundo marcara el rumbo en el 2-0 de Argentina sobre el Tricolor, que para seguir con vida depende de una combinación de resultados en la última jornada del Grupo C.
En el Mundial en el que México soñaba con el quinto partido quizá ni pase del tercero.
Los miles de mexicanos en las gradas del Estadio Lusail y millones más en todo el mundo se quedaron fríos con ese zurdazo de media distancia al 64′, cuando Héctor Herrera se distrajo de la marca sobre el 10, un pestañeo que ante un jugador de esas dimensiones es pecado capital. Al 87′, otra vez en la táctica fija, pero en una jugada a ras de césped, Enzo Fernández quebró la cintura de Érick Gutiérrez y guardó la pelota al ángulo superior izquierdo.
No había más espacio para el «Cielito Lindo». México había congelado a Argentina, pero desde el momento en que apareció Messi el Tricolor se quedó frío.
Hoy México no sólo depende de un milagro el miércoles en la última jornada de la Fase de Grupos, sino que además requiere ese gol que ya lo abandonó en Copas del Mundo luego de 384 minutos sin anotar. Los aficionados sólo desgastan la garganta en sus cánticos, pero no para celebrar anotaciones.
El día en que Andrés Guardado llegó a Cinco Copas del Mundo fue el otro cinco Copas el que destrabó el partido gracias su calidad. Es como si el Tri sólo se hubiera preparado para contener a la Albiceleste porque a partir del gol las mejores opciones de gol fueron de los sudamericanos.
Una derrota que cala. México es sotanero y, para empezar, requiere golear a Arabia y luego tratar de superar a uno entre Polonia (4 puntos y +2) y Argentina (3 unidades y +1), el que quede descolocado en su último enfrentamiento. El planteamiento 5-3-2 le funcionó a Martino hasta que Leo vacunó a Ochoa, quien no recorrió su portería. Ahora el «Tata» estará una vez más en el paredón por la nula reacción del equipo, cobijado por miles de mexicanos en Qatar (entre 50 mil y 80 mil), quienes de corear oles a Argentina en el primer tiempo terminaron de irse de Lusail con la sensación de que, después de todo, irse en el cuarto partido quizá no sea tan malo.